Investigadores de la Escuela de Ingeniería James Watt de la Universidad de Glasgow (Escocia) obtuvieron recientemente una patente para un nuevo sistema que permite la impresión 3D en gravedad cero.
El recinto académico aseveró que la tecnología, desarrollada por el doctor Gilles Bailet, resuelve el desafío de la impresión 3D de objetos en entornos de baja gravedad y podría allanar el camino para los fabricantes orbitales capaces de producir nuevas piezas y componentes para equipos en órbita.
Las posibilidades son infinitas. Esos equipos podrían incluir reflectores solares para generar energía sin emisiones de carbono para transmitirla a la Tierra, antenas de comunicación mejoradas o estaciones de investigación de medicamentos que puedan crear productos farmacéuticos más puros y más efectivos.
En lugar de los filamentos utilizados en las impresoras 3D convencionales, la nueva tecnología utiliza un material granular desarrollado por el equipo de Bailet para trabajar eficazmente en microgravedad y en el vacío del espacio.
Las propiedades únicas del material permiten extraerlo de manera confiable del tanque de alimentación del prototipo y entregarlo a la boquilla de la impresora más rápido que con cualquier otro método.
El siguiente paso: agregar componentes electrónicos
El equipo ahora explora métodos para incorporar componentes electrónicos en los materiales como parte del proceso de impresión, lo que abre la posibilidad de crear componentes funcionales para su uso en dispositivos creados en el espacio, así como en sistemas espaciales reciclables.
“La fabricación aditiva, o impresión 3D, es capaz de producir materiales extraordinariamente complejos de forma rápida y a bajo coste. Llevar esa tecnología al espacio e imprimir lo que necesitamos para el montaje en órbita sería increíblemente útil”, afirmó el doctor Bailet.
El académico explicó que los filamentos de las impresoras 3D convencionales a menudo se rompen o se atascan en microgravedad y en el vacío, lo que constituye un problema que debe resolverse antes de poder utilizarse de forma fiable en el espacio.
“Gracias a esta investigación, ahora contamos con tecnología que nos acerca mucho más a poder hacerlo, generando impactos positivos para todo el mundo en los próximos años”, indicó.
Fue probado en Francia
Según la Universidad de Glasgow, el prototipo de impresión 3D en gravedad cero de Bailet demostró su eficacia el pasado noviembre, como parte de la octagésimo quinta campaña de vuelo parabólico de la Agencia Espacial Europea en colaboración con Novespace en Burdeos, Francia.
El equipo llevó su kit de prueba en tres vuelos que les proporcionaron breves períodos de ingravidez de 22 segundos, durante los cuales se monitorearon de cerca la dinámica y el consumo de energía del prototipo, demostrando que el sistema funcionaba como estaba diseñado en un entorno de microgravedad.
«Hemos probado la tecnología ampliamente en el laboratorio y ahora en microgravedad, y confiamos en que está lista para funcionar como se espera, abriendo la posibilidad de imprimir en 3D antenas y otras partes de naves espaciales en el espacio», agregó Bailet.
El Dr. Bailet y su equipo ahora buscan financiamiento para ayudar a respaldar la primera demostración en el espacio de su tecnología, además de liderar esfuerzos, apoyados por la Agencia Espacial del Reino Unido, para garantizar que los futuros proyectos de fabricación en el espacio no contribuyan al problema de los desechos espaciales.
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